A propósito de la elección y de los candidatos involucrados para ocupar la gerencia del Banco de la República,  surge el interrogante del porque no es una mujer la elegida para que se ocupe también de ese control de movimientos monetarios del país y demás funciones, al igual que otros cargos de alta gerencia y liderazgo que siguen en una hoja en blanco, por ejemplo el de ocupar la presidencia. Tampoco se puede desconocer el acercamiento a esta posibilidad y eso gracias, a la escogencia de la primera mujer Alcaldesa de la capital, que además, representó de alguna manera el símbolo de la igualdad al ser una mujer homosexual.

En efecto el camino de la historia de las mujeres en nuestro país se guardan importantes hechos,  por ejemplo y por nombrar alguno, fue el largo proceso de lucha por el reconocimiento de nuestros derechos civiles y políticos para ejercer el voto que solo sucedió hasta el primero de diciembre de 1954, con esto, probablemente nos reconocerían por fin como parte de esta sociedad, sin embargo la pugna sigue, aclarando que no se trata de victimizarnos, pero cifras de la ONU lo argumentan en el campo político, 90% de los jefes de estado y de gobierno son hombres, al igual que el 76% de los parlamentarios y aún se trabaja constantemente desde la Asamblea General para que los países tengan más acción en esta parte. 

Lo anterior, observándolo desde la contribución limitada de la mujer en el ambiente político y su historia, pero hoy y dada la brecha por la pandemia, el mayor problema que afronta una alta cifra de mujeres, es la desproporcionalidad de empleos, puestos esporádicos, informales y rápidamente reemplazables, que abarca otra serie de problemáticas donde se reduce su capacidad para alimentar a sus hijos, solventar sus necesidades para avanzar en conocimiento y desarrollo y así poder amortiguar en este caso el aporte a la economía del país.

Y qué decir del confinamiento que aceleró no sólo el maltrato, también los casos de feminicidio en el país, los que se registran por el Observatorio Feminicidios Colombia en su página principal, el total de casos hasta el mes de octubre es de 508, según el boletín expuesto por la entidad, en el mes de agosto se registraron 68 feminicidios y 36 mujeres en riesgo sumando en este mes más casos que los de todo el año, en mayor evidencia los departamentos de Antioquia, Valle del Cauca y Magdalena, mujeres víctimas en edades entre los 19 a los 34 años, en un 9% menores de edad entre los 15 años. Nos preguntamos, además de esta entidad que se mantiene en pugna para rastrear, registrar casos y con su divulgación ejercer presión al Estado para contrarrestar de alguna manera la violencia contra las mujeres, ¿quién más trabaja por ello?
Pues según Gheidy Gallo, Consejera Presidencial para la Equidad de la Mujer, el Gobierno de Ivan Duque ha venido trabajando en “estrategias”, tales como el análisis de las denuncias realizadas en la Fiscalía y las llamadas a la línea exclusiva para reportar los casos, pero, después de ser comprobadas dichas denuncias, llevar a cabo el “debido proceso a la denuncia”, ¿es cierto que se llega a la finalidad de un castigo?

Durante los últimos cinco años se estima que solo el trece por ciento de feminicidios tiene condena según observación en su periodo de labor como representante de ONU Mujeres en Colombia, Ana Güezmes, en su momento entrevistada por El Tiempo, dice textual: “Estamos hablando de una pandemia mundial. Al menos una de cada tres mujeres realmente está sufriendo violencia en el mundo, y esto es similar en el caso de Colombia. Esta es violación más extendida de derechos humanos, no solamente por su magnitud, sino también por sus altos niveles de impunidad”.

Así que, con este panorama que arroja la suma en cifras cada año, se le puede dar un diagnostico en donde el trabajo mancomunado de las autoridades encargadas junto con las “estrategias” dispuestas por el Gobierno, no están dando mayores resultados para aliviar, mitigar esta desgracia que persigue a miles de mujeres en todo el mundo y en nuestro país, como lo anunció la funcionaria, debo decir que esto, ya era y sigue siendo una pandemia; así como el Covid19 llegó como una supuesta sorpresa y nos exigió cambios obligados, estaremos a la espera que con otras problemáticas que sacuden el país, también se disponga rápida y certera solución, disminución en los caos de feminicidio, violencia intrafamiliar y por supuesto castigo infalible a los responsables, además del aumento en participación y oportunidades para la mujeres en nuestro de todo el mundo.