Luego de que los talibanes anunciaran que están próximos a formar un nuevo gobierno, cerca de 50 mujeres que trabajan en Herat, una capital provincial del oeste afgano cerca de la frontera con Irán, salieron a protestar para defender sus derechos y mantener la presión sobre el nuevo régimen, puesto que temen que no autoricen a las mujeres ir a la escuela o trabajar.

La premisa de las manifestantes es que no tienen miedo y reclamarán sus derechos, por su parte los talibanes han prometido una gestión más flexible e inclusiva que la impuesta en su anterior gobierno de 1996-2001, que se distinguía por su carácter extremadamente radical.

Durante este primer gobierno talibán, las mujeres y niñas fueron vulneradas de sus derechos a la educación y el empleo, el uso del burka era obligatorio en público y no podían salir sin la compañía de un hombre de su familia.

Sin embargo, tras las declaraciones hechas por el jefe adjunto de la oficina política de los talibanes en Catar en medios internacionales, donde quedaron de manifiesto algunas contradicciones,  hizo que creciera la incertidumbre en las mujeres afganas.