Tras la muerte del presidente Ebrahim Raisi, a pesar de la oleada de incertidumbre y el vacio de su cargo, es ahora y siempre Ayatolá Alí Jamenei, el líder supremo quien sostiene el máximo poder en el país.
El fallecimiento del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, junto a su ministro de Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, a causa de un accidente en helicóptero, el pasado domingo 19 de mayo cerca de Varzeqan, en la provincia iraní de Azerbaiyán Oriental, tras la confirmación por el Gobierno Iraní, que se conoció a penas en la mañana del lunes, pues según el reporte del ejército iraní fue difícil encontrar rastros del helicóptero, ya que caen en una zona montañosa y de difícil acceso,
Contexto y reacciones
Ebrahim Raisi, quien asumió la presidencia en agosto de 2021, era conocido por su postura firme en cuestiones de política interna y externa. Su muerte ha desencadenado una serie de reacciones inmediatas en Irán y en el extranjero. El líder supremo, Ayatolá Ali Jamenei, expresó su profunda tristeza y ordenó un período de duelo nacional de cinco días por todas las víctimas. En un discurso televisado, Jamenei destacó el compromiso de Raisi con la Revolución Islámica y su visión de un Irán fuerte y autosuficiente.
El Vicepresidente Mohammad Mokhber asumirá el papel de Presidente interino. Ali Bagheri Kani, encargado de las negociaciones nucleares de Irán y antiguo vicesecretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, ha sido nombrado ministro de Asuntos Exteriores en funciones.
Cincuenta días será el plazo para organizar una nueva jornada de elección presidencial, donde algunos expositores resaltan que “Probablemente estarán marcadas por la descalificación de cualquier candidato moderado y una participación muy baja” El futuro político de Irán tras la muerte de Raisi es incierto. Las próximas elecciones presidenciales serán cruciales para determinar el rumbo del país. Será vital observar cómo se posicionan las distintas facciones políticas y cómo el electorado responde a esta nueva coyuntura.
Además, la estabilidad interna de Irán estará bajo escrutinio. El país ha enfrentado numerosas protestas y desafíos económicos en los últimos años, y la falta de un liderazgo sólido podría exacerbar estas tensiones. La respuesta del gobierno interino a estas presiones será determinante para mantener la cohesión social.