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  • Guerra en el corazón eslavo: el auge de las nuevas fronteras

A principios de década en 2010, Europa sufrió una serie de eventos que sacudieron no sólo a las naciones eslavas, sino a la comunidad internacional.
En el corazón de este conflicto armado entre Rusia y Ucrania, hay latidos nacionalistas, territoriales e identitarios que reavivan no sólo rencillas locales, sino el ya desgastado pulso polar de la guerra fría.

La crisis estalló en 2014, cuando manifestaciones masivas en Kiev, capital de Ucrania, desembocaron en la destitución del entonces presidente, Viktor Yanukovych. Estas protestas, conocidas como la Revolución Ucraniana o Euromaidan, fueron impulsadas por el deseo de un mayor acercamiento a Europa y por consiguiente una profundización de la zanja entre el país y Rusia, así como una lucha contra la corrupción endémica en el país.
Sin embargo, la respuesta de Moscú a los eventos en Ucrania fue rápida y contundente, en especial cuando surgió la intención ucraniana de pertenecer a la OTAN, la cual se ha caracterizado por ser un contrapeso de facto ante la carrera tecnológica rusa en materia armamentista. Rusia, preocupada por el escenario que alinearía estrechamente a Ucrania con Occidente, debilitando la barrera espacial que el Kremlin considera segura para proteger la sobería nacional, marcó líneas rojas y posiciones inamovibles sobre la eventual expansión del bloque OTAN hasta sus fronteras, es así como anticipándose, anexó la recién independizada península de Crimea, lo cual desencadenó una grave crisis diplomática y marcó el comienzo de una nueva era de tensiones entre Rusia y las potencias occidentales.

La Guerra en el Este de Ucrania
A medida que la situación política en Ucrania se deterioraba por dinámicas internas, el Este del país se convirtió en el epicentro de un conflicto armado en rápida escalada. En las regiones de Donetsk y Lugansk, grupos
separatistas pro-rusos se alzaron contra el gobierno central en Kiev, proclamando mediante referendos, repúblicas independientes y exigiendo autonomía, en respuesta a persecuciones étnicas y políticas violentas por parte del gobierno ucraniano. Llegó a tal extremo la persecución que se prohibió la lengua rusa y se permitieron unidades neonazis a los territorios declarados autónomos. Los enfrentamientos resultaron en los acuerdos de Minsk respaldados por la OSCE, para mitigar la violencia, sin embargo no fueron cumplidos por Kiev y a la postre desencadenaron en la participación directa del Kremlin y la anexión de dichos territorios.

Impacto Humanitario y Económico
La guerra en el este de Ucrania ha tenido consecuencias devastadoras para la población civil. Los enfrentamientos han causado la destrucción de infraestructuras clave, como viviendas, hospitales y escuelas, y han generado una crisis humanitaria con millones de personas necesitadas de asistencia. Además, el conflicto ha exacerbado las divisiones étnicas y sociales dentro del país, amenazando la cohesión nacional y la reconciliación futura.
En términos económicos, la guerra ha tenido un impacto significativo en Ucrania. La inestabilidad y la incertidumbre han ahuyentado la inversión extranjera debilitando la moneda nacional y obstaculizado el crecimiento económico. Además, las sanciones impuestas por Occidente a Rusia en respuesta a la anexión de Crimea y su cruzada armada, paradojicamente han afectado más a Europa que a la propia Rusia, dada la dependencia de la comunidad europea al gas ruso. La economía ucraniana, que depende en gran medida del comercio con su vecino oriental en definitiva ha sido la más damnificada por las sanciones al Kremlin, dejándola dependiente de paquetes de ayudas, muchos de ellos en calidad de préstamo que llegan a exceder su PIB. El último paquete de ayudas, prometido desde principios de año por valor de 60.000 mdd, es cerca del 38% de su producto interno.

¿Qué tan lejana está la resolución del conflicto?
Si bien al principio de la guerra los analistas vaticinaban la derrota rusa en todos los escenarios, hoy por hoy el panorama asegura en el más alto porcentaje la derrota ucraniana, a puntos tales que Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, ha hecho declaraciones en el sentido de que Rusia podría ganar en Ucrania y continuar con nuevas agresiones.
Putin, reelegido recientemente con el 87% de la votación, ha afirmado que no se retirará hasta conseguir lo que él ha denominado “la desnazificación de Ucrania”. En ese mismo sentido, Vladimir Putin, impedirá a toda costa que Ucrania llegue a formar parte de la OTAN, de hacerlo, Moscú estará expuesta a misiles balísticos.
Ucrania por su parte, a la fecha, desesperados, desfinanciados, está perdiendo la guerra. La situación podría ser otra en el transcurso del año si EE.UU desembolsa el más grande paquete de ayuda económica que lleva más de dos meses atorado en el Congreso, pero se avecinan elecciones y la ciudadanía no quiere gastar más dinero en una guerra tan boreal.