La Franja de Gaza es el último terrón palestino a orillas del Mar Mediterraneo. Una tierra compacta que se agolpa contra Egito sin dejar escapar el testimonio de setenta años de ocupación. Sus más de dos millones de sobrevivientes han padecido los altibajos de una relación discorde con el pueblo de Israel, y se debaten hoy entre el aplastante ruido de las bombas, el hambre, la muerte y la esperanza.

Génesis
La historia del conflicto entre Israel y Palestina está marcada por una serie de eventos significativos que han dado forma al panorama político actual. De entre estos hitos importantes destacan la Nakba y la Guerra de los Seis Días, acontecimientos que dejaron una huella indeleble en la memoria colectiva de ambos pueblos y continúan influyendo en sus dinámicas.
El término “Nakba”, que en árabe significa “catástrofe”, se refiere a la expulsión y el desplazamiento masivo de cientos de miles de palestinos de sus hogares durante la guerra árabe-israelí de 1948. Este conflicto, que siguió a la declaración de independencia de Israel, resultó en la creación del Estado de Israel y la pérdida de tierras y propiedades para la población palestina que a partir de ahí, empezó a ser segregada en territorios cada vez más reducidos, curiosamente dicha segregación es similar a los guetos de Varsovia que sufrieron los judíos en Europa al inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Durante la Nakba, ciudades y pueblos enteros fueron evacuados o destruidos, y cientos de miles de palestinos se vieron obligados a huir hacia áreas vecinas en busca de refugio. Esta tragedia ha dejado una profunda herida en la conciencia palestina y ha alimentado el resentimiento y la determinación de recuperar lo perdido.
La Guerra de los Seis Días, por su parte, tuvo lugar en junio de 1967. Fue un conflicto armado entre Israel y varios Estados árabes vecinos, incluidos Egipto, Jordania y Siria. El resultado fue una victoria rápida y decisiva de Israel, que amplió significativamente su territorio al capturar la península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán.
Para los palestinos, la Guerra de los Seis Días fue otro golpe devastador ya que aumentó la ocupación israelí y la presencia militar en sus tierras.
La captura de Cisjordania y Gaza significó un mayor control israelí sobre la vida diaria de los palestinos, así como la expansión de los asentamientos judíos en territorios ocupados, lo que complicó aún más las posibiliades de una solución negociada y la creación de un Estado Palestino independiente. La Nakba se recuerda anualmente el 15 de mayo como un día de conmemoración y resistencia palestina, mientras que los territorios ocupados durante la Guerra de los Seis Días, son el escenario de la guerra actual.
El conflicto entre Israel y Palestina se remonta a confrontaciones de seis mil años de antigüedad, pero en la era moderna podemos hacer enfásis en estos eventos:
Posteriormente al resultado de la guerra de los Seis Días, el 6 de octubre una coalición de países árabes liderada por Egipto y Siria, ataca los Altos del Golán con la intención de recuperar territorios perdidos, el saldo fue la derrota de la coalición ante Israel y consecuente pérdida de más territorio.
En Diciembre de 1987 la primera intifada o “revuelta de las piedras” se da como un movimiento popular palestino de protesta por las condiciones en las que vive sometido el pueblo en Gaza. Dicha Intifada dejó como saldo en cuatro años el asesinato de más de 1.300 palestinos. En razón del levantamiento popular palestino, se celebró en 1991 la conferencia de paz de Madrid. Tal conferencia se decantó dos años después en una negociación formal entre el lider palestino Yaseer Arafat y el Primer Ministro israelí Isaac Rabin, quienes firmaron en Washington los Acuerdos de Oslo: una Declaración de Principios para cesar las hostilidades y emprender el camino a la autodeterminación palestina.
La voluntad de paz entre Palestina y el Primer Ministro Rabin se ratificó el 4 de mayo del 94, a la firma del Acuerdo de Gaza y Jericó, que concedió autonomía a los palestinos, además del retiro del ejército israelí.
Posteriormente, y en consistencia con la voluntad de paz, el 24 de septiembre de 1995, Israel y la OLP (Organización para la Liberación Palestina) firmaron los Acuerdos de Oslo II, que amplió las zonas bajo el control de la nueva Autoridad Palestina en Cisjordania. Lamentablemente un mes después de la firma de los Acuerdos de Oslo II, Isaac Rabin fue asesinado por la ultraderecha israelí, las balas que entraron por su espalda, salieron para darle otra oportunidad a la guerra. Una copia en hebreo del himno a la paz, fue encontrada en sus bolsillos ensangrentada. Para su sucesor, Shimon Peres, fue imposible dar continuidad al legado de Rabin, además de perder las elecciones contra la ultraderecha representada por Benjamin Netanyahu, que a la postre haría aguas las posibilidades para la declaración del Estado Palestino.
El epítome recoge eventos posteriores como el inicio de la Segunda Intifada el 28 de septiembre del 2000, el arresto domiciliario en 2001 Yaseer Arafat que dio fin a los Acuerdos de Oslo, la construcción de un muro segregacionista de 400 kilometros por parte de Israel, la victoria electoral de Hamas en Gaza en 2006, y la operación “plomo fundido” lanzada el 27 de diciembre de 2008, la cual en un mes dejó un saldo de 1.400 palestinos asesinados.

Apocalipsis
El 7 de octubre de 2023 Hamas atacó el sur de Israel dejando un saldo de 1200 muertos y 250 rehenes. El ataque coordinado se ejecutó en el aniversario número 50 de la guerra del Yom Kipur, conflicto liderado por Egipto y Siria contra Israel en 1973. Desde ahí, Israel dio marcha a la «Operación Espadas de Hierro», una ofensiva sin precedentes principalmente ejecutada mediante bombardeos. A la fecha la combinación de ataques israelíes sobre Gaza han dejado cerca de 30.000 asesinados, entre ellos, cerca de 13.000 niños y 8400 mujeres. La devastación a la que ha sido sometida la región de Gaza no tiene precedentes en la historia reciente.
El pasado mes de Marzo, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución que pide un alto al fuego y la devolución inmediata de los rehenes, en el evento de que sigan con vida y no hayan sido sepultados bajo escombros. Con 14 votos a favor, cero en contra y la abstención de Estados Unidos, la relatora de la ONU Franceska Albanese presentó un informe que acusa a Israel de cometer un genocidio deliberado en Gaza de acuerdo al analisis de prácticas sistematicas como asesinato, daños mentales y físicos y provocación de condiciones destinadas a la destrucción física parcial o total de un grupo étnico. Albanese sostiene que los rasgos de la operación militar llevada a cabo, corresponde a un proceso de eliminación de un grupo étnico concreto.
Su informe señala que en cinco meses, han sido asesinados cerca 30.000 palestinos, han sido heridos 70.000, se ha ejecutado destrucción masiva de infraestructuras esenciales: 77% de infraestructura sanitaria, 68% de telecomunicaciones, 60% de hogares y edificios residenciales, incluyendo la totalidad de las universidades. Además el informe recoge las declaraciones públicas de altos mandos políticos y militares israelitas que incitan y justifican públicamente la práctica genocida.
La retórica ha sido el arma mediática más destructiva. Se habla de “escudos humanos”, “daño colateral”, “legítima defensa” para pasar por alto el DIH.
Al día siguiente de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, Israel bombardeó Rafah asesinando quince personas, entre ellas, nueve niños.

Desafíos Humanitarios
Antes de la incursión reciente Gaza estaba bajo un bloqueo impuesto por Israel y Egipto, lo que ha mantenía viva una crisis humanitaria perpetua debido a las restricciones de movimiento, pesca, autosostenibilidad, comercio y servicios, sumado a la falta de recursos básicos y empobrecimiento, hoy con la franja casi completamente destruída, no hay manera de desarrollar una vida en comunidad. La población de Gaza, que supera los dos millones de habitantes, enfrenta una serie de desafíos humanitarios significativos, en primer lugar que en su favor la comunidad internacional presione lo suficiente para poder abrir corredores humanitarios. Las organizaciones humanitarias locales e internacionales, junto con agencias de la ONU, han brindado asistencia vital a la población, incluso a costo de sus propias vidas como fue el caso del convoy de WCK (World Central Kitchen) en el que murieron siete extranjeros ofreciendo alimentos. El pueblo gazatí no tiene alternativas de defensa en la actualidad y depende casi exclusivamente de la comunidad internacional, de la efectividad que supongan las sanciones al Estado de Israel, o de la defensa militar por parte de terceras partes. El principal desafío humanitario es precisamente que surja al menos un destello de humanidad por parte de quienes han llevado la franja al borde de lo extinto.