Una vez conocido el resultado de las elecciones presidenciales pasadas, que dieron como ganador al actual mandatario Gustavo Petro Urrego, se levantaron voces a vaticinar que el dólar llegaría a cinco mil, ocho mil, y diez mil.
Al momento de escribir este editorial se cotiza en $4.080 con posibilidades de romper la barrera de los cuatro mil pesos en las próximas horas.
Si bien es cierto que el fenómeno de apreciación o depreciación de la moneda colombiana respecto del dólar no tiene que ver taxativamente con el peso en sí, sino que el comportamiento de la divisa obedece más a factores exógenos a la economía local, específicamente los que se desprenden de las tasas de interés que va estableciendo la FED a su criterio, políticamente la variación del dólar se toma de forma infantil e inexacta para atacar al gobierno actual: si sube es culpa de Petro, si baja es gracias a la divina providencia.
La realidad es que el dólar está bajando a nivel internacional. En Perú, hace unas horas acaba de romper la barrera de los 3.60 soles que permanecía invicta desde hace más de tres años.
La inflación en Estados Unidos registró un crecimiento del 3% con un alza general de precios que no se había visto en más de 40 años. La FED, en consecuencia, aumentó la tasa de interés de referencia y por consiguiente al retirar el flujo de dinero del mercado se frena la inflación. Este tipo de acciones macroeconómicas incentiva que los inversionistas lleguen a mercados emergentes que ofrecen mejores tasas, en esto sí es clave Gustavo Petro.
El manejo de la política financiera del presidente tiene una lectura positiva en los mercados, los mercados invierten dólares, el dólar aumenta su flujo, el dólar en consecuencia del flujo baja de precio. Es incontrovertible.
Una evidencia más, y de mayor contundencia incluso sobre la exitosa política de mercados de este gobierno, se desprende de analizar que si bien el dólar está bajando en la mayoría de países latinoamericanos, el repunte lo tiene Colombia; en México se habla del “superpeso“ al haber conseguido en el primer semestre del 2023 avanzar 13,8% frente al dólar, pero nuestro peso se ha apreciado en un 16,3%, convirtiéndose no solamente en la moneda latinoamericana con mejor comportamiento, sino una de las mejores del mundo en esa materia.
Para los críticos del Gobierno cualquier argumento, por descabellado que sea, funciona para intentar socavar los resultados que se han venido exponiendo, no obstante en materia de números, con probadas evidencias y con unas tendencias favorables en marcha, es muy difícil que logren acertar. Además conviene que no acierten, no solo porque intentar rasguñar la popularidad del Gobierno a más de tres años de las próximas elecciones no es estratégico, sino porque si al país le va bien, le va bien también incluso a los que se valen de fábulas y fantasías para intentar que le vaya mal.