El accidente ferroviario en el norte del país donde un servicio de pasajeros chocó de frente contra un tren de carga, provocando que los vagones delanteros se incendiaran y quedaran casi completamente destruidos dejando cerca de 43 muertos, ha provocado que manifestantes se tomen las calles de Grecia para protestar frente a la sede de Hellenic Train en Atenas, la empresa
responsable del mantenimiento de los ferrocarriles por considerar que tarde o temprano podría ocurrir.

Por su parte el ministro de Grecia, kyriakos Mitsotakis, expresó que el fatal choque de trenes se debió principalmente a un trágico error humano: “Decenas de nuestros conciudadanos, la mayoría jóvenes, perdieron la vida allí, en un horrible incidente sin precedentes en nuestro país”.

Cerca de 350 pasajeros a bordo eran estudiantes de aproximadamente 20 años, que regresaban de Tesalónica después de un fin de semana celebrando la cuaresma ortodoxa griega, afirmaron medios internacionales.

Las investigaciones siguen su curso y es detenido el jefe de estación local de trenes de Larissa, un hombre de 59 años, el cual fue acusado de homicidio involuntario por negligencia, a lo que él niega y atribuye el accidente a una falla técnica.

Ante la molestia de miembros del sindicato ferroviario por considerar que los sistemas de seguridad no estaban funcionando correctamente, lo cual han advertido durante muchos años, el ministro de Transporte Kostas Karamanlis dimitió a causa del accidente asegurando que él asumiría la responsabilidad por las “fallas de larga data” de las autoridades para reparar un
sistema ferroviario que, en su opinión no es apto para el siglo XXI.